"Si estás en el área y no estás seguro de qué hacer con el balón, mételo en la portería y después discutiremos las opciones". Bill Shankly

jueves, 1 de mayo de 2014

Atlético de los sueños


Es maravilloso constatar con días como el de ayer cómo el fútbol es capaz de igualar o incluso superar el mundo ficticio con grandes gestas que recuerdan a uno que la realidad puede disfrazarse de la mejor de las historias. El fútbol, ese deporte tratado indebidamente por quienes lo gestionan desde arriba buscando principalmente su mercantilización, conserva todavía los ingredientes que lo convirtieron desde su creación en el deporte más aclamado del mundo. Un escenario donde los ciudadanos normales vierten toda su pasión para forjar una realidad más cautivadora, donde pueden soñar y experimentar sensaciones y sentimientos indescriptibles, únicos y desgraciadamente poco abundantes en el día a día. Una escapatoria provisional, albergadora de ilusiones y regeneradora de vitalidad.

Era la de ayer una historia de fábula que empezaba a tomar forma desde el momento en que Fernando Torres, el niño que hace unos años había decidido marcharse de un equipo pusilánime, endeble y descorazonado, zarandeaba con un gol el objetivo del equipo de sus amores, que había recuperado el color que perdió en sus últimos años y que veía en peligro la consecución de su sueño por el gol del niño a quien habían amamantado desde pequeño. Éste, incómodo en casa ajena y necesitado como nunca de reivindicarse frente a quienes ahora eran sus aficionados, optó, no obstante, por no celebrar el gol, consciente del daño infligido a su verdadera familia, cargado de remordimiento e impotencia por la batalla fratricida a la que se le había empujado en contra de su voluntad. Su gesto le ennobleció de por vida.

La travesía del Atlético de Madrid hacia la final representa fielmente la magia que cubre al fútbol. Un equipo caracterizado por su unidad, por su espíritu de superación, por su ilimitada fuerza de voluntad y por sus continuos y abnegados esfuerzos avanzó ayer hacia su destino capitaneado por un entrenador energético, vitalista, valiente y altamente inteligente, que estimula a sus jugadores con una filosofía de vida que entona el Carpe Diem.  “Jugar cada partido como si fuera el último” era precisamente el lema que brillaba en las camisetas de los colchoneros en su retorno a Madrid. Y es que, basta con ver la garra y el denuedo depositados en el campo por los discípulos del Cholo Simeone para advertir en ellos el espíritu de heroicos guerreros que batallan ofreciendo lo máximo de sí en cada instante, conscientes de que cualquier descuido puede transformarse en un resquicio para caer derrotados. Luchadores innatos que jamás bajan los brazos y que actúan sinérgicamente aferrados al bote que les mantiene con vida y que les transporta modestamente hacia su destino.

El Atlético de Madrid levitaba ayer sobreponiéndose a todos los obstáculos, como lleva haciendo en el último lustro superando contundentemente las enormes pérdidas sufridas, las de aquellos guerreros que, como Torres, partieron antes de tiempo: Forlán, el Kun Agüero, Falcao, etc. Piezas en su momento fundamentales cuyas ausencias no lograron sino, por lo contrario, robustecer a un equipo recompuesto totalmente en la actualidad y que únicamente repara en las pérdidas que inspiran y revitalizan al conjunto, como es la de Luis Aragonés. Coreaban los colchoneros desplazados a Londres el nombre y el apellido del difunto ex entrenador y jugador, que había sido casualmente uno de los protagonistas de la primera y última final de la Champions League que el Atlético de Madrid ha disputado. Retumbaba el atronador cántico en Stamford Bridge para insuflar energía y suerte a Diego Costa mientras se preparaba el brasileño para lanzar la pena máxima que acabó dando la tranquilidad a los atléticos. Las palabras se agotan al intentar describir la emoción que suscita ver cuán presente tiene el Atlético de Madrid a Luis Aragonés y cómo su pérdida ha impulsado a un equipo que parecía ya saturado en motivación.

Guerreros infatigables, grandes pérdidas, batallas fratricidas, capitanes valientes, recuerdos sólidos y presentes, gestas, victorias contra gigantes… ¿Qué más podemos pedir? El fútbol nos proporciona historias increíbles que, pese a su inverosimilitud, son reales. Historias que desmontan los frecuentes alegatos que algunos exponen en contra de este deporte reduciéndolo a “un juego de once tíos pegándole patadas a un balón”. El fútbol nos permite soñar con los ojos abiertos, nos deslumbra y, sobre todo, tiene una capacidad inigualable para generar apasionamiento en aquellos que amamos este deporte artístico.  

sábado, 29 de diciembre de 2012

La telebasura de Mourinho



José Mourinho es un gran entrenador. Sabe mucho de fútbol y ha cosechado a lo largo de su carrera como técnico numerosos títulos. Es amado e idolatrado por los seguidores de todos -ahora más bien, casi todos- los equipos que ha dirigido. Todo esto es indiscutible por mucho que sus detractores se obstinen en rebatirlo.

Su soberbia, su arrogancia y su zafia chulería parecieron agradar al madridismo en sus dos primeras temporadas. Todo apuntaba a que se había convertido en la nueva insignia de la afición merengue, que dirigía fervorosamente gran parte de sus cánticos al portugués. Mou había logrado reducir considerablemente la diferencia abismal que había separado al Madrid del Barça en las últimas campañas. Además, logró incrementar hasta límites inimaginables la enemistad entre merengues y culés. Al madridismo, sobre todo a los aficionados más jóvenes, les apasionaba este nuevo y valiente “mártir” que siempre se escudaba en los errores arbitrales y que, de forma muy osada, lanzaba en las ruedas de prensa innumerables pullas al barcelonismo y, mayormente, a Pep Guardiola. Se le encomiaba por su franqueza y por ser todo lo contrario que su homólogo barcelonista, a quien se le criticaba con dureza por su falsa modestia. Parecía encajar como anillo al dedo en esta sociedad donde tanto gusta la polémica, la sobreactuación y la desviación de las propias culpas. Este nuevo ambiente grotesco que envolvía a Mourinho y al madridismo por extensión, no se alejaba mucho de la siempre existosa telesbasura que tan buena audiencia cosecha. Digamos que Mourinho “telebasurizó” al Real Madrid. La victoria y el infatigable propósito de desbancar al Barça se convirtieron en el primer y único principio del Madrid de Mou. De qué importa la calidad de un programa, si prescindiendo de ésta se pueden obtener perfectamente buenos resultados de audiencia. Este Madrid acaudillado por Mourinho adaptó mejor que nadie el método representado en la frase “el fin justifica todos los medios”.

 Tal obsesión acabó también por mutilar la idiosincrasia del Real Madrid, sus valores. El club merengue se había caracterizado siempre por su señorío. De hecho, leyendo unos artículos que escribió Javier Marías, madridista empedernido, en la década de los ochenta y noventa, me he percatado, aún más si cabe, de este cambio brutal que han sufrido los valores tradicionales del Real Madrid . Marías, en sus escritos, se mostraba orgulloso de como su equipo, poco acostumbrado a perder, sabía digerir las derrotas con nobleza y sin culpar a los árbitros de ella. Se enorgullecía del victimismo del que rehuía su equipo. Imagínense de qué forma tan menesterosa han debido de sobrevir a la época de Mou los madridistas como Marías. Y pensar que Florentino Pérez prescindió de Del Bosque justamente por todo lo contrario, por poco escandaloso…

No obstante, esta temporada se le está acabando el chollo a Mourinho. Tras haberse jugado casi en su totalidad la primera vuelta de la liga, el Madrid ha obtenido unos resultados mediocres y se encuentra, como consecuencia de su mal arranque, a dieciséis puntos del líder. En estos momentos, apenas existe un fin por el que luchar, puesto que la liga ya se da por perdida y la Champions no se reanuda hasta febrero. Así que los aficionados, incluyendo los más fieles seguidores de Mourinho, empiezan a cansarse de su excéntrico entrenador. Asimismo, el ataque directo de Mourinho a Casillas, el gran capitán, no ha hecho sino agravar la situación. El entrenador madridista dejó en el banco al gran baluarte blanco ante el Málaga, argumentando que Adán, un portero del montón, estaba en mejores condiciones para jugar que Casillas. Era la primera vez en diez años que el capitán madridista no salía de inicio en un partido importante por decisión técnica. La prensa y los aficionados recibieron con sorpresa y disgusto la suplencia de Iker Casillas. De hecho, tras el partido, en el que cayó derrotado el Madrid (parece ser que Iker no era el problema…), más del ochenta por ciento de los internautas pedían la dimisión de Mourinho en una encuesta del diario MARCA. La suplencia de Iker fue la gota que colmó el vaso, tocó la fibra hasta a quienes se consideraban mourinhistas.

Erre que erre, ayer Mourinho declaraba que no entendía que Casillas fuera un monumento inamovible, y que la semana anterior había sido fantástica a pesar de la derrota y de incrementarse la distancia con el líder, ya que se demostró que el entrenador sigue siendo quien tiene el poder para escoger los once jugadores que ve mejor preparados para salir al campo. Obviamente, ningún jugador en activo es un monumento. Casillas no debe ser inamovible. Sin embargo, a Mourinho le falta comprender que él tampoco es ningún monumento. Y que, en todo caso, dentro del Real Madrid, Casillas es un emblema mayor que él. Casillas no es un símbolo únicamente madridista, sino nacional. En esta distinción radica la importancia de Iker. Hasta gran parte de la hinchada culé siente simpatía por el capitán de su máximo rival. Esta admiración que despierta el portero madridista se debe a los valores tan deportivos y humanos que representa, totalmente opuestos a los que caracterizan a su entrenador. Frente a la humildad, sencillez y afabilidad de Casillas, Mourinho ofrece la imagen de un tipo altivo, engreído y chulo. Él mismo se ha ocupado de esculpir su propio monumento. Cabe recordar que a principio de temporada, Mourinho declamó que no se le podía llamar “The Special One” (el especial), sino “The Only One” (el único).

Es bastante difícil creer que Mou sentó a Casillas por considerar que Adán estaba mejor. Aunque es cierto que Casillas no rindió como nos tiene acostumbrados en el inicio liguero, en los últimos meses se había enderezado y había conseguido jugar a un nivel óptimo. Por tanto, es bastante incomprensible su suplencia. No tiene sentido que siente al mejor portero del mundo. Porque dudar de que Casillas es el mejor portero del mundo o como mínimo, de los tres mejores, es como poner en duda que Messi es el mejor jugador del planeta. A Casillas le avalan tanto los premios colectivos como las distinciones individuales. Ha sido considerado por la FIFA el mejor portero del mundo en los últimos cuatro años. Ha sido protagonista principal de la proeza lograda por la Selección Española, que ha ganado dos Eurocopas y un Mundial en cuatro años, un hecho inédito en la historia del fútbol. Esta última semana, prestigiosos periódicos deportivos internacionales tales como l’Equipe o The Guardian le escogieron como mejor portero del 2012. Tras la consecución de la Eurocopa, el  mismísimo Pelé manisfestó que Casillas merecía ganar el Balón de Oro. Hace apenas dos semanas, Arsène Wenger, el técnico del Arsenal, declaró que era injusto que Casillas no figurara entre los finalistas por la pugna del mismo Balón de Oro.

Quién sabe, quizás Messi tampoco tendría un sitio fijo en el “telebasurizado” Madrid de
José Mourinho…





viernes, 12 de octubre de 2012

¿El inicio del fin?


Llevamos sólo siete jornadas de liga, sin embargo, parece que algo ha cambiado. Por primera vez en los últimos años da la impresión de que esta temporada la liga va estar más reñida y que la diferencia entre el Barça y el Madrid con el resto de equipos se ha reducido. Equipos como el Atlético de Madrid o el Málaga han comenzado de forma soberbia y prometen dar guerra no sólo en la liga, sino también en Europa. No podría recibir mejor noticia el fútbol español que la confirmación del fin de la bipolaridad que ha sufrido la liga en las últimas temporadas. Bipolaridad que ha causado muchos daños más allá de la ausencia de emoción en el campeonato liguero.

Resulta extraño el poco interés que ha despertado la pérdida de grandes figuras de la liga que han desembarcado en campeonatos extranjeros. A mí, al menos, me choca y, por lo tanto, me parece digno de analizar el hecho de que jugadores como Torres, Silva, Mata, De Gea, Cazorla y Javi Martínez hayan abandonado España para emigrar a otras ligas. Cuando la emigración aumenta en un país, es síntoma de que algo malo está sucediendo en ese país. Si la liga es, como bien declaran alegremente la mayoría de fanáticos futboleros españoles, el mejor campeonato de fútbol del mundo, entonces, ¿a qué se debe la emigración de espléndidos jugadores a ligas extranjeras? ¿Qué sentido tendría que un alemán o un sueco se mudaran a España con el fin de buscar trabajo? Obviamente algo no cuadra. Sin embargo, ¿cómo no iba a ser la liga española la mejor del mundo si España ha protagonizado el hito de ganar dos Eurocopas y un Mundial en los últimos cuatro años? ¿Cómo no va a ser la mejor si de las últimas nueve ediciones de la Europa League cinco se las han llevado equipos españoles? 

Messi y CR7 ejemplifican la desigualdad de la liga.
Pues bien, la bipolaridad de la liga, es decir, la superioridad insultante del Barça y el Madrid respecto al resto de equipos, es la respuesta a todas las preguntas formuladas anteriormente. Desde la temporada 1999/2000 a la 2008/2009, durante esos diez años la diferencia media de puntos entre el equipo vencedor de la liga y el tercer clasificado era de once puntos. Asimismo, un gran número de equipos, tales como el Deportivo, Valencia, Real Sociedad, Sevilla o Villareal eran capaces de luchar seriamente junto con el Madrid y el Barça por el título liguero. De hecho, el Deportivo en una ocasión; y el Valencia en dos, consiguieron  ganar la liga. Sin embargo, en los últimos años la superioridad del Barça y el Madrid se ha disparado y, como consecuencia, aquellos equipos que un lustro atrás combatían con ellos por el título liguero han ido diluyéndose hasta convertirse en meros espectadores de los innumerables récords que baten el equipo merengue y el combinado culé año tras año. Durante las tres últimas temporadas, la diferencia media de puntos entre el primer clasificado y el tercero ha pasado de once puntos a treinta y uno. Además, cabe añadir que el año pasado se batieron tres récords en una misma temporada. El Madrid logró superar los 99 puntos del Barça (que ostentaba ser el primer equipo que alcanzaba esa cifra) de dos temporadas atrás y dejó la marca en 100. También sobrepasó los célebres 107 goles del Madrid de Toshack y elevó la cifra hasta los 121. Y, por último, Messi logró con 50 goles batir la marca de 41 goles que Cristiano había conseguido la temporada anterior (nadie desde el año 1951 había logrado anotar más de 38 tantos).

En esta misma bipolaridad en constante aumento de los últimos años reside la razón por la que un considerable número de grandes jugadores se han decantado por fichar por equipos extranjeros, sobre todo de Inglaterra. Mata, Cazorla, Silva o Javi Martínez eran los baluartes de sus respectivos equipos. No obstante, éstos no les ofrecían la posibilidad de luchar por la liga. Así que, al estar ávidos de títulos, ansiaban fichar por uno de los dos equipos más laureados de España. Sin embargo, al no tener cabida ni en el Barça, ni en el Madrid, se inclinaron por trasladar su ambición a otros clubs europeos donde pudieran saciarla.
Como conlusión, los jugadores españoles emigran por la ausencia de alternativas al título. Este fenómeno contrasta totalmete con lo que sucede en Inglaterra. En la Premier League hay al menos cuatro equipos que pugnan por el campeonato, entre estos equipos suelen figurar el Manchester United, Manchester City, Liverpool, Arsenal o Chelsea. Además, a diferencia de lo que está ocurriendo en España, es realmente complicado ver a un jugador de origen británico emigrar a ligas extranjeras. De hecho, si en este instante nos paráramos a buscar un jugador de nacionalidad inglesa que juegue en nuestra liga terminaríamos enseguida, dado que no hay ni un solo jugador inglés que milite en la liga. En la Premier League los jugadores no necesitan emigrar por motivos de ambición. Ya que, si es por avidez de títulos, pueden fichar por cualquiera de los cinco equipos ingleses que hemos mencionado con anterioridad. Además, cabe resaltar también que los jugadores ingleses suelen ser bastante más fieles a sus equipos que los españoles.

Casillas levantando la Eurocopa recientemente coquistada.
Por otro lado, es cierto que es difícil negar que la liga española es la mejor del mundo cuando, en los últimos cuatro años, la selección española ha logrado algo que ninguna otra selección en la historia ha conseguido: encadenar la consecución de una Eurocopa (2008), un Mundial (2010) y otra Eurocopa (2012). En este maravilloso logro también se refleja la bipolaridad de la liga. Antes de que se disparara la diferencia del Barça y el Madrid respecto al resto de equipos españoles hace apenas tres temporadas, la selección española se había alzado con la Eurocopa de 2008 alineando únicamente a cinco jugadores del Barça y del Madrid en el once titular de la final. El resto de la alineación la componían Capdevila, Marcos Senna (Villareal), Marchena, Silva (Valencia), Cesc (Arsenal) y Fernando Torres (Liverpool). Sin embargo, en el Mundial de Sudáfrica del 2010, cuando la diferencia entre el primer clasificado y el tercero de la liga ya sobrepasaba los veinte puntos, España venció jugando de inicio con diez jugadores culés y madridistas en la final contra Holanda. De la misma forma que en la reciente consecución de la Eurocopa de Ucrania y Polonia; Del Bosque alineó de nuevo a diez jugadores pertenecientes al Barça o al Madrid para disputar la final ante Italia.

El Atleti de Falcao ganó la última Europa League.
El hecho de que haya salido victorioso un equipo español en cinco de las últimas nueve ediciones de la Europa League, también refleja la bipolaridad que sufre la liga española. Es totalmente positivo que clubs españoles logren hacerse con la segunda competición europea más importante. Sin embargo, lo que no es positivo es que únicamente estén capacitados para competir en la Europa League. Desde que alcanzara el Villareal las semifinales de la Champions del 2006, ningún otro equipo español, con excepción del Barça y del Madrid, ha logrado repetir la hazaña del submarino amarillo. Sin embargo, en siete de las últimas ocho ediciones de la Champions League ha estado un equipo inglés presente en la final: Arsenal (2006), Liverpool (2005, 2007), Manchester United  (2008, 2009, 2011) y Chelsea (2008, 2012).

Resulta evidente que España tiene una suerte enorme de contar con el Barça y el Madrid, los dos equipos más fuertes del mundo, ya que hay muy pocos combinados en el planeta que puedan hacerles frente. No obstante, en esta suerte radica, paradójicamente, el infortunio de la liga española; puesto que el potencial de los equipos españoles se reduce únicamente al Barça y el Madrid. Es cierto que estos dos equipos son los más desequilibrantes del mundo, sin embargo, acaparan toda la capacidad de la liga para competir a primer nivel. Es decir, todo lo que tienen de superior respecto al resto de grandes  clubs europeos, es lo que tienen de inferior aquellos equipos españoles que se tienen que conformar con competiciones secundarias. La liga española y, por consiguiente, los equipos españoles, carecen de un punto de equilibrio que sí que existe en la Premier League. Por esta misma razón es esperanzador que la temporada actual haya comenzado de una forma considerablemente igualada. Equipos como el Málaga o el Atlético de Madrid parece que se han propuesto seriamente codearse con la élite del fútbol español. Además, el Málaga ha comenzado exhibiéndose en Europa, desplegando un fútbol exquisito encabezado por un espléndido Isco. Por otra parte, el Atlético comparte liderato con el Barça, después de haber iniciado la temporada con un pundonor y una confianza dignos de admiración; y con un Falcao soberbio que se ha confirmado como el delantero centro más eficaz del momento.

Si al final de la temporada jugadores tan destacables como Isco o Falcao permanecen en sus equipos, será una prueba palpable de que la liga vuelve a ir en la senda correcta.

sábado, 28 de abril de 2012

YO VI JUGAR AL BARÇA DE GUARDIOLA


Llevaba bastante tiempo deseando escribir de nuevo en este blog después de casi un año ausente. El problema era que no encontraba el tema ni el artículo ideal con el que regresar. Sin embargo, hoy, con la marcha de Pep Guardiola, es el día en el que me he visto más forzado por mis propias pasiones futbolísticas a volver a ponerme enfrente del ordenador para escribir sobre este deporte que consigue como ningún otro eternizar a seres humanos, entre los cuales se encuentra indudablemente Pep Guardiola.

Por todo lo que he leído acerca del anuncio de Pep Guardiola de abandonar el Barça, me da la sensación de que la gente no es totalmente consciente de lo que ello significa ni de cuánto representa la figura de Guardiola en el fútbol actual. Desde que llegara hace cuatro años a la entidad culé como un técnico novato, Pep y su Barça no han dejado indiferente a nadie. En cuatro temporadas como  jefe de la plantilla culé, ha añadido trece títulos a las vitrinas del club (con la opción de sumar otro más si ganan la final de la Copa del Rey) y ha batido innumerables récords. No obstante, el éxito y reconocimiento mundial que ha tenido este Barça no radica en su palmarés, sino en la forma en la que ha conseguido alcanzar la gloria y los valores que ha transmitido en la victoria.

Nada más llegar al banquillo del Barça, Guardiola se encontró con un gran dilema: Messi deseaba participar en los JJOO de Pekín que transcurrían en agosto. Sin embargo, el Barça en un principio se negó a permitir al astro argentino asistir a los juegos, ya que durante ese mes disputaban la eliminatoria para acceder a la Champions y un par de partidos de liga. Pep decidió mimar al argentino y le permitió perderse unos cuantos partidos por jugar con su selección. Esa fue la primera y mejor decisión tomada por el técnico culé. A cambio, Messi no sólo le ha correspondido marcando goles desde el comienzo de la era Guardiola, sino que ha exprimido totalmente sus virtudes como jugador y lleva años siendo con diferencia el mejor jugador del mundo. A este acierto le sucedieron numerosos más, entre ellos el hecho de ratificar e incluso llegar a superar la filosofía de juego de toque que implantó en el Camp Nou años atrás su  mentor, Johan Cruyff. Este Barça ha puesto de moda un fútbol atractivo de toque, en el cual la posesión de balón es su máxima expresión. Ha rehuído totalmente del fútbol impulsivo dándole una pausa al juego con un excelente trato de la pelota. El balón ha de salir jugado desde el portero al delantero, ‘pelotazo’ se ha convertido en una palabra prohibida y censurada en “Can Barça”. Además, por si no fuera poco, Guardiola copió del laureado Milan de Arrigo Sacchi la obsesión por presionar intensamente desde el ataque para recuperar el balón en campo contrario.   A todos los logros citados anteriormente cabe añadir uno muy importante, el hecho de que Guardiola haya hecho debutar bajo su tutela a veintidós canteranos, entre los cuales se encuentran jugadores tan espléndidos y determinantes como Busquets, Pedro, Thiago, Cuenca y Tello. La ingente confianza que ha depositado en la cantera culé se refleja por ejemplo en que ganara dos finales de Champions utilizando a ocho canteranos, un hecho inaudito en la historia del fútbol.

Pues bien, a pesar de todas estas marcas que ha dejado el Barça de Pep en el fútbol, me da la sensación de que no se le está tratando como es debido al técnico de Santpedor. Muchos aficionados lo tildan de cobarde por declarar que se marcha en el momento en el que su equipo ya no puede optar a los dos títulos más importantes (Champions y Liga), insinuando algunos que si hubiera revalidado una de estas dos competiciones que ganó la temporada anterior, habría renovado sin ninguna duda. Además, se le ha restado protagonismo haciendo público el mismo día quién iba a ser su sucesor, de tal forma que los medios de comunicación casi se han centrado más en la figura de Tito Vilanova, quien le reemplazará en el banquillo, que en la del propio Pep.

Bajo mi punto de vista, es una injusticia total que algunos duden de la profesionalidad de Guardiola, ya que durante estos cuatro años se ha volcado en su trabajo, como bien se puede apreciar en el desgaste físico que ha sufrido. Si ha dejado el Barça en estos momentos es porque necesita descansar de la presión a la que somete un club de tal calibre y porque considera que el Barça necesita innovar para no quedarse estancado en su fútbol, como le ha pasado en el tramo final de esta temporada. Guardiola es el artífice de conseguir algo nunca visto en tantas ocasiones en el fútbol, que equipos de la magnitud del Real Madrid, Chelsea, Milan, Arsenal o Inter de Milán renuncien desde un principio a la posesión de balón y se dediquen durante todo el partido a correr tras él con el fin de jugar a la contra cuando se hagan con el esférico. Este ha sido, por desgracia para el fútbol, el único método con el que se ha logrado parar el vendaval culé y  el cual, requiere que el Barça busque innovaciones en su juego de toque para poder penetrar la muralla que tantos equipos plantan en su área cuando juegan contra ellos. Guardiola ha acabado exhausto al verse obligado a introducir tantas innovaciones, de hecho, durante los últimos años  ha probado casi todas las variantes ofensivas: ha  jugado sin un delantero fijo, ha jugado con un 3-4-3, ha variado la posición de muchos de sus jugadores… Sin embargo,  a pesar de todos sus aciertos tácticos, ahora se ve incapaz de tener que llevar a cabo el duro trabajo que requiere desarbolar a un equipo que planta a once jugadores en su zona de campo para defender.

En este mismo fenónomeno que ha propiciado la marcha de Guardiola, se plasma paradójicamente el éxito de sus ideales. El magnífico juego que ha desplegado el Barça durante los últimos cuatro años ha infundido tal repeto en sus rivales, que éstos salen al campo con la impresión de ser sumamente inferiores al conjunto catalán. Nadie recuerda haber visto nunca antes jugadas tan bien hilvanadas como las de este Barça, ni juego tan deleitoso como el que nos ha ofrecido un equipo que ha tenido en la figura de Pep Guardiola a su máximo exponente. Por el bien de la salud de nuestros recuerdos, nos debemos proponer no olvidar jamás la fructífera aportación de Guardiola al mundo deportivo y cultural, porque lo que ha conseguido este  personaje ha sido convertir por momentos el deporte en arte.




lunes, 27 de junio de 2011

LLAMAMIENTO AL CIVISMO



Ayer se consumó la tragedia, el River Plate, club fundado hace ciento diez años, descendió de categoría por primera vez en su historia. El club más laureado de Argentina comprobó en su propia piel que ni el mayor de los genios puede vivir de su pasado, lo que de verdad importa es el presente, y el River no estaba  preparado para afrontarlo. No obstante, el descenso de este club centenario no es el único hecho alarmante, anoche alrededor de setenta y dos personas fueron heridas tras pitar el colegiado el final del partido. ¿En qué se ha convertido el fútbol? ¿Cómo puede ser que un deporte sea capaz de incitar a la violencia con tanta frecuencia?

El Club Atlético River Plate se fundó hace ciento diez años en Buenos Aires, desde aquel lejano veinticinco de mayo de mil novecientos uno hasta hace apenas diez años, el River Plate había sido una referencia mundial, siendo denominado el noveno mejor club del siglo XX. Entre los grandes jugadores que han pasado por los vestuarios del River se encuentran  Di Stéfano, Pedernera, Moreno, Labruna, Sívori, Carrizo, Passarella,  Fillol y Francescolli. En esta lista queda reflejada la debacle de la entidad, ya que era una fábrica de grandes futbolistas más prolífica hace cuarenta años que en la actualidad. De las últimas estrellas que han emergido del club argentino están entre otros Javier Saviola, Aimar, Higuaín y Mascherano. Éstos desde un principio han tenido como objetivo emigrar a Europa, mientras que hace no mucho tiempo los jugadores del River Plate únicamente querían triunfar en su club, y rehusaban fichar por un Madrid o un Barça. Este masivo abandono de futbolistas que sufre el club argentino se ha visto plasmado en las convocatorias de la selección argentina en los útlimos mundiales. Mientras que en las competiciones en las que Argentina se proclamó campeona (1978 y 1986) el River aportó una cifra media de cuatro jugadores, en los dos últimos acontecimientos mundialistas no ha aportado ni un solo jugador a la absoluta. Por tanto, el River Plate sufre una evidente fuga de cerebros, que priorizan el dinero que les ofrecen los clubs europeos antes que vestir con orgullo la camiseta que siempre ansiaron defender. Este hecho es consecuencia del puro capitalismo que reina en el fútbol de hoy en día, los jugadores ya no sienten los colores como antaño, a todos nos gustaría que hubiera más 'Tottis' y menos 'Agüeros'. Los seguidores de equipos que no son ni el Barça ni el Madrid, tenemos que asumir que si un jugador deslumbra en nuestro club, va a acabar fichando por otro más rico y más competitivo.  Este proceso de metamorfosis lo ha sufrido como ninguna otra entidad el River Plate, que ha tenido que asimilar la marcha de sus estrellas, y recibir con los brazos abiertos a jugadores que han fracasado en Europa. Es el caso de Mariano Pavone que pasó con más pena que gloria por el Betis, y que decidió tras este fiasco fichar por el River Plate. Ayer, este mismo jugador, que ni siquiera brilló jugando con el Betis en segunda, fue titular y erró una pena máxima que acercó antes de tiempo al River al abismo.

El ser humano es complejo, tenemos sentimientos y pasiones, y una de las cosas que más nos irrita es sentirnos impotentes ante un hecho. Y así es cómo se sentían ayer los aficionados del River Plate, y si el problema de la impotencia va ligado con una pasión, como es el amor que sientes por tu equipo, es casi irremediable no enfadarse y disgustarse, no obstante, hay gente que rebasa los límites, y que creen justificados sus actos violentos. Para algunos, por muy fuerte que suene, el descenso del River fue algo similar a la muerte de un familiar, y si además este ser querido ha sido asesinado por el capitalismo que invade al fútbol, el hambre de venganza  aumenta y un elevado número de aficionados se tornan violentos, buscan culpables y destrozan todo objeto que se cruza por su camino. Ayer llegó hasta tal punto este vandalismo, que los jugadores de River Plate han tenido que pasar la noche en los vestuarios de su estadio por miedo a que la hinchada se les lanzara encima. ¿De quién es la culpa  de esta reacción violenta que se da con más normalidad de la que se debiera? ¿De los directivos que sólo buscan enriquecerse? ¿De los jugadores chaqueteros? ¿O simplemente nuestra, por querer incorporar al fútbol a nuestras vidas de una forma excesiva, sin ser conscientes de que únicamente es un deporte con el que disfrutar?

jueves, 2 de junio de 2011

MEJORES PORTEROS DEL MUNDO

Me he propuesto escoger a los mejores jugadores del mundo en cada posición. Para ello, cada semana me centraré en una posición, dandos a elegir entre cinco candidatos que habré decidido yo previamente. Es imprescindible que votéis en la encuesta (parte superior derecha del blog) para saber cuál ha sido vuestra decisión.

Vamos a comenzar dirimiendo la batalla de quién es el mejor portero del mundo. Me parece justo iniciar esta selección de mejores jugadores centrándonos en un puesto que tiene una gran cantidad de sinónimos: portero, guardameta, arquero, cancerbero, guardavallas, etc... Todo vocablo que tiene diversos sinónimos significa que se emplea con bastante normalidad, y es que un equipo sin portero es como una historia sin protagonista. Haga lo que haga el guardameta, repercutirá en el transcurso del partido de alguna forma, cuando están acertados se les vitorea y se convierten en el héroe de la afición, sin embargo, en el instante en el que el portero falla, todas las críticas van dirigidas a él. Como bien resumió Ricardo Zamora en su día: 'El puesto del portero es el más difícil, pero también el más bonito'. Estos son los candidatos a mejor portero de la actualidad:

Iker Casillas: en España su  gran labor en los éxitos de la Selección Española y del Real Madrid es bien reconocida, sin embargo, fuera de la Península Ibérica no tienen tan claro que el portero madridista sea el mejor del mundo. Aúna unos reflejos y una agilidad de piernas únicas, que cualquier guardameta europeo  envidia. En los últimos años ha mejorado en las salidas, su punto débil es el golpeo  con el pien y el blocaje, aunque cabe decir que es difícil ver a un delantero rival aprovechando un rechace suyo mal despejado. Lo que aún le hace más diferente de los demás es su protagonismo en los momentos claves, se ha eregido héroe español en los instantes en que más se le necesitaba. Un líder dentro y fuera del campo.



Víctor Valdés: el guardameta del Barça ha sido hasta hace pocos años injustamente cuestionado por la prensa, dado que lleva ya varios años rindiendo a un nivel altísimo. Sólo la presencia de Casillas le impide defender el marco nacional. Tiene una gran personalidad, aparte de contar con un blocaje excelente y un buen juego de pies. Al igual que Casillas, es excelente en el uno contra uno, aunque cabe decir que bajo los palos es más lento que su homogéneo del Madrid. Realmente admirable es su palmarés, que cuenta entre otros campeonatos con cinco ligas, un mundial y nada más y nada menos que tres Champions Leagues.



Julio César: parece ser  que al cancerbero del Inter de Milán le ha pesado durante esta temporada el error de bulto que cometió en el mundial y que alejó a Brasil del ansiado título. A pesar de no estar atravesando su mejor momento deportivo, Julio César mantiene  sus espectaculares reflejos. Va bastante bien por alto, sin embargo, es menos regular que Valdés y Casillas.



Manuel Neuer: este joven portero acaba de fichar por el club más laureado de su país: el Bayern de Munich. Ha sido uno de los artífices de la histórica campaña que ha realizado el Schalke 04 de Raúl. Su actuación en la ida de las semifinales de la Champions contra el United fue memorable, no obstante, en la vuelta de la eliminatoria no estuvo muy acertado. Éste es quizá su gran hándicap, es capaz de lo mejor y de lo peor, esta temporada ha hecho paradas formidables al igual que ha cometido errores imperdonables. En su favor esta su edad, ya que con sus veinticinco años aún tiene tiempo suficiente  para corregir sus errores de colocación.



Gianluigi Buffon: aunque esté en el ocaso de su carrera futbolística, me habría parecido insultante no colocar a Buffon entre los porteros que optan a ser elegidos como el mejor en su puesto. Este veteranísimo arquero italiano ha desaparecido un poco del mapa futbolístico desde que decidió ser fiel a su club. En el año 2006, al término de ganar la Italia de Buffon el mundial, se destapó un caso de chantajes a árbitros por parte de la Juventus, club en el que militaba Gianluigi. Al club turinense se le impuso como sanción el descenso a la segunda división italiana. Como consecuencia de esta 'catástrofe', un gran número de las estrellas de la Juve decidió abandonar el club, sin embargo, Buffon se mantuvo fiel a los colores de su equipo y permaneció en el club turinense. Al año siguiente de la sanción, la Juve ya había conseguido volver a la primera liga italiana, sin embargo, no han vuelto a ser lo que eran, y esto ha conllevado a que el prestigio de Buffon haya disminuido. En sus tiempos de máxima esplendor, era difícil encontrar a otro portero que contara con la seguridad que atesoraba este gran guardameta italiano.


domingo, 29 de mayo de 2011

ODA AL FÚTBOL



Rendido en sala de prensa, con un tono de voz que denotaba desasosiego, Sir Alex Ferguson, entrenador que lleva veintiséis años dirigiendo al Manchester United, reconoció que nunca antes le habían dado un baño como con el que ayer el Barça logró ganar su segunda final en tres años al equipo del técnico escocés. Estas palabras reflejaban el sentimiento de inferioridad e impotencia que todos los seguidores del Manchester sintieron al verse superados durante casi todo el encuentro por un Barça legendario.

Ferguson apostó por dejar en la grada a Berbatov y por darle la titularidad al joven 'Chicharito', que estuvo perdido la mayor parte del encuentro. Decidió prescindir de  Nani y Scholes, para que entraran en el once Giggs de mediocentro y Valencia por la derecha. Park Ji Sung se encargaría de tapar la banda de Alves para que el lateral derecho no gozara de la libertad habitual para sumarse sin problemas al ataque. La táctica del técnico del Manchester fue tan atrevida como suicida, porque el equipo inglés sólo dio señales de vida en unos frenéticos diez primeros minutos de partido. Al inicio del choque presionaron la salida de balón del Barça, como leonas que están ávidas de comida, como consecuencia, el equipo culé se sentía nervioso, parecía que Sir Alex Ferguson había dado con la fórmula para frenar al Barça. Sin embargo, los jugadores del Manchester sólo aguantaron ocho minutos corriendo de banda a banda  para recuperar el esférico, ya que es imposible no fatigarse  persiguiendo la pelota sin cesar.

A partir del minuto diez de partido, no hubo color, el Barça fue el gran Barça de estos últimos tres años, triangulando, realizando cambios de orientación perfectos, Messi ayudando en el centro, Villa muy participativo en la banda derecha, y sobre todo, Xavi Hernández había conseguido hacerle con la batuta del equipo, y volvía a exhibirse con una gama de pases  y controles increíbles, que desembocaron en el gol de Pedro. Era el minuto veintiocho, y seguramente más de un barcelonista se había visto ya campeón de la Champions. No obstante, en frente tenían a un equipo que en los últimos cuatro años había  llegado a tres finales, así que el Manchester en la única oportunidad de peligro que tuvo durante todo el partido, se aprovechó de un saque de banda mal realizado para robar el balón y deshacerse de la defensa con una pared que Rooney culminó con un gol ante el que nada pudo hacer Valdés. Al equipo inglés el gol le cayó como una bendición, ya que no había hecho méritos para empatar el encuentro. Quizás con el 1-1 el Manchester se volcaría en ataque, pero ni por esas, el Barça continuaba siendo el amo y señor del partido, y bien pudo irse al descanso con una ventaja más amplia después de varias llegadas que desbarató Van der Sar.

Tras la reanudación el Manchester tampoco era capaz de realizar una presión constante a los jugadores culés, para colmo, Andrés Iniesta que no había cobrado el mismo protagonismo que Xavi en la primera parte, se puso a su nivel  y empezaron a triangular el balón con una facilidad pasmosa. Ayer se evidenció que lo que distingue al Barça de otros grandes equipos de la historia, es su salida del balón. Desde el central, pasando por el lateral y acabando por el medio defensivo, el equipo culé saca el balón jugado de una manera maravillosa y única. Para deshacerse de la línea ofensiva del Manchester, les bastaba a Piqué y a Busquets con hacer una pared y quitarse de encima a cuatro jugadores de una sentada. Esta fue la clave del partido, el Barça se deshizo de la línea del centro del campo del Manchester con una facilidad asombrosa. Además, en diferencia a las semifinales y al último tramo de la temporada, el equipo entrenado por Guardiola fue mucho más ofensivo y creó un gran número de ocasiones claras de gol, ayudado también por las internadas de Alves y Abidal, que se sumaron al ataque sin ninguna dificultad. Aunque el Manchester fuera sin rumbo y merodeando por un Wembley espectacular, el Barça tenía claro su destino: la portería. Y así fue cómo llegó su segundo gol, después de varios pases en el medio del campo, Iniesta agarró el balón, fue avanzando hasta que antes de llegar al semicirculo del área se lo cedió a Messi. Cuando juegas contra Lionel Messi, ya sabes a lo que te expones cuando le das un metro de campo, y así sucedió, la mágica pierna izquierda del argentino se adherió al balón, y se desprendió de él a una velocidad endiablada que sorpendió a Van der Sar y a todos los aficionados del Manchester, que vieron cómo su  equipo volvía a estar por debajo en el marcador. Históricas eran las caras de estupor de los defensas del United, sobre todo de Vidic, al ver la genialidad de Messi, se llevaron  las manos a la cabeza con un gesto que plasmaba la diferencia abismal entre ambos conjuntos.

Villa celebrando efusivamente su gol.
Pero para el Barça esto no había hecho nada más que empezar, si ya estaban jugando bien, el peso de su fútbol subió varios quilates con esta ventaja en el marcador, ya que todavía se sintieron más cómodos. Después de un par de excelentes intervenciones de Van der Sar, llegó el  gol de la sentencia. Los defensas ingleses perdieron el balón ante la fatigante presión del Barça, éste cayó a los pies de Busquets, que  retrasó el esférico a Villa. Y en el borde del área, por mucho que Villa no haya estado del todo fino durante la temporada, el Guaje nunca falla. Sin apenas armar la pierna derecha, salió de sus botas un tiro que se coló para deleite del culé por toda la escuadra, en vano fue la gran estirada del larguirucho Van der Sar, que nada pudo hacer ante  un gol que finiquitaba el partido.

Ni siquiera perdiendo por dos goles el Manchester creó peligro a una defensa del Barça muy ordenada, con Mascherano como gran descubrimiento de Guardiola en el centro de la zaga. El argentino que llegó en un segundo plano a la ciudad condal, se ha convertido en indiscutible para el equipo y se ha afianzado en el once titular en los últimos partidos de la presente temporada. En el lateral izquierdo el graderío culé celebró el buen partido de Abidal, a quien le extirparon un tumor hace tres meses. Respaldado en esta gran defensa que le diferencia del ‘Dream Team’, el equipo de Guardiola continuó con la manija del partido como mejor arma para frenar hasta la conclusión del encuentro los arrebatos ofensivos del United.

La victoria de anoche del Barça quedará  grabada de por vida en las retinas de los buenos amantes del fútbol, independientemente de que seas del Madrid, del United o del  Inter,  la segunda Champions League en tres años y cómo las ha conseguido, le da al Barça un crédito del que pocos equipos han gozado. Y aunque en el resto del mundo, se hayan hecho eco de la victoria vanagloriando la gran actuación de Messi, ayer el jugador que revolucionó la final fue Xavi. Se hizo con el mando del partido en el momento en el que su equipo más lo necesitaba, y no lo abandonó hasta que el árbitro pitó el final del encuentro, o quién sabe, quizá  Xavi nunca se desprende del mando de un partido, ya que después de tres Champions League, una Eurocopa y un  Mundial, siempre es él quien se encarga de hacer mejores a sus compañeros, con esos pases milimétricos que dentro de unos años recordaremos con anhelo.